sábado, 9 de noviembre de 2013

25 de octubre de 1920



Guadalupe Hidalgo, octubre 25 de 1920.

José L. Osorio Mondragón
Tacubaya
Muy querido José Luis:

Sin estar enfermo, porque ayer hablé con Conchita*, has dejado de venir veinte días, y esto me hace pensar muchas cosas. Bien sé que tu tristeza es muy grande y muy justificada, pero yo creo que en lugar de impedirte que vinieras debería tenerte todos los días conmigo. También sé que tienes muchas clases, pero yo conozco novios empleados muy enamorados que vienen no sólo de México sino también de las colonias, aunque sea a las ocho de la noche, a ver a sus novias y suplican a las mamás que les permitan la visita todos los días, porque es muy poco tres veces a la semana.

Imagínate ahora, que he estado mala y triste porque se fue Luis a los Estados Unidos, ahora que necesitaba más de tu cariño, ahora es cuando no vienes. A estas distancias, es imposible que me conozcas y que me quieras.

Créemelo, José Luis, no te lo digo enojada, pero te lo digo triste: no veo en ti el cariño y el entusiasmo que se necesita para formar un hogar. Tú has visto que no he sido exigente y que me entusiasmo a tus menos demostraciones de cariño; pero también me desconcierta mucho tu conducta tan fría y tan indiferente en otras ocasiones, cuando yo quisiera que siempre fuera tu cariño tan vehemente como el mío.

¿Quieres que te hable con franqueza? Pues bien, te diré que muchas veces he pensado que no me quieres porque consideras que no lleno lo que tu orgullo y tus aspiraciones necesitan. ¿Es ése, en efecto, el motivo?

Ya no te digo más, porque quién sabe si estaré disparatando; pero piensa un poquito lo que he dicho, o más bien lo que mi cariño resentido te ha dicho, y después me escribes.

Como siempre, te manda su corazón tu Amparo. 

*Conchita es Concepción Osorio Mondragón, hermana de José Luis, quien seis años después tendría una primera hija, María de la Luz.



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