Tacubaya,
octubre 30 de 1914
Señoritas
Luz y Concepción Osorio:
He
recibido los dos mil cien pesos ($2,100.00) que han tenido ustedes la bondad de
prestarme en calidad de pronto reintegro, con cuyo requisito cumpliré lo antes
posible, abonando a ustedes, mientras tanto, el 7% anual de dicha cantidad o de
la parte insoluta.
Con
la más sincera gratitud, queda de ustedes atentísimo amigo y atentísimo seguro
servidor que besa sus manos.
E.
Rascón
Tacubaya,
octubre 30 de 1915
Por
cuenta de la cantidad expresada en esta carta, recibimos $1,100.00 (mil cien
pesos), más $77 (setenta y siete pesos) que corresponden al rédito del 7% en la
fecha.
Concepción
Osorio M.
Luz
Elena Osorio M.
Abonó
cien pesos el 28 de junio de 1922.
Cien
pesos el 11 de julio.
Cien
pesos el 11 de agosto.
Cien
pesos el 11 de septiembre.
Cien
pesos el 11 de octubre.
Cien
pesos el 11 de noviembre.
Este
documento comienza a ser escrito en 1914 y termina el noviembre de 1922. Es
decir que el préstamo al señor Rascón coincide con los días finales de la
Convención de Aguascalientes. Y el último pago
registrado se realiza en tiempos del gobierno de Álvaro Obregón. ¡Ocho años
tardó el señor Rascón en medio cubrir su deuda!
La
pregunta que se hace uno es sobre el tipo de dinero que las señoritas Osorio
Mondragón prestaron al señor Rascón, pues fue precisamente en 1914 cuando, tras
el asesinato de Madero en febrero del año anterior, las cosas se complicaron
para las finanzas, la economía y la moneda. Gran parte de los pesos de plata y las monedas de
oro, al tener más valor por el metal del que estaban hechos que por su
denominación, desaparecieron de la circulación, a la vez que aparecieron diversos tipos de
papel moneda: los billetes carrancistas, por ejemplo (Gobierno Provisional de
México, se leía en ellos), que en el reverso traían un águila y que sirvió de
tema para la crítica popular (“El águila carranclana es un animalito cruel: se
mantiene de puro oro y caga puro papel”, fue la pinta que apareció al amanecer
de un día de noviembre de 1914 en los muros de Palacio Nacional).
¿O
es que las señoritas Osorio Mondragón entregaron al señor Rascón monedas de oro
y plata? No sé.
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